El coltán es un mineral que se
encuentra en las montañas, minas y selvas del Congo y para obtener dicho
mineral, se han llegado a ocasionar y, de hecho, actualmente se ocasionan
conflictos y guerras. La postura es fácil de explicar, el coltán es un mineral
muy utilizado en el primer mundo, y es que la mayoría de los aparatos
electrónicos están formados por él. Ante la expansión de la ciencia y la
electrónica este material es imprescindible, a día de hoy, para la fabricación
de baterías. Por ello, el Congo, un territorio rico en coltán, es invadido por
multitud de empresarios extranjeros que, aprovechando la mala situación
económica y social del país, se han hecho con el poder de todas las minas. La
población congoleña únicamente es utilizada como mano de obra barata, o incluso
como esclavos, para la obtención del coltán.
Estos extranjeros no solo se
llevan la materia prima más rica del Congo (el coltán) sino que además tratan a
toda la población con maldad. Tanto los niños como los adultos trabajan en situaciones precaria y las mujeres son violadas por ellos o por los propios
trabajadores.
Cuando los ciudadanos del primer
mundo, nos enteramos de la guerra civil entre los países de Ruanda y el Congo
por la búsqueda de un mineral utilizado principalmente por nosotros mismos,
quizás nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer nosotros? La
respuesta es difícil de contestar, porque si dejamos de consumir los productos
que tienen ese determinado mineral, lo único que conseguiremos es que muchos de
los trabajadores congoleños y también los trabajadores de las empresas de los países desarrollados se queden
sin trabajo.
En mi opinión, creo que este problema se podría solucionar con acuerdos entre ambos países, y es que hablando se entiende la gente.
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